¿Alguna vez se ha preguntado si existe un secreto para aumentar el éxito de su cultivo comercial? Puede que estés pasando por alto una molécula diminuta que encierra un inmenso potencial: el dióxido de carbono (CO2).

En el mundo del cultivo de cannabis, comprender la importancia del CO2 y cómo interactúa con tus plantas es como tener un arma secreta. Este elemento crucial desempeña un papel fundamental en cómo crecen, se desarrollan y, en última instancia, contribuyen al rendimiento que tanto te esfuerzas por maximizar.

En el Miércoles de Libro Blanco de esta semana, nos sumergimos en dos artículos, "Fotosíntesis y cannabis" y "Asimilación de CO2 en plantas intermedias C3-C4", y analizamos cómo las plantas de cannabis utilizan el CO2 para impulsar su crecimiento y desarrollo. 

¿Cómo utilizan el CO2 las plantas?

Las plantas utilizan el dióxido de carbono (CO2) durante un proceso llamado fotosíntesis para producir energía en forma de hidratos de carbono. He aquí una explicación simplificada de cómo funciona:

La fotosíntesis: Las plantas tienen estructuras especializadas llamadas cloroplastos, que contienen pigmento clorofílico. La clorofila absorbe la luz solar y proporciona la energía necesaria para la fotosíntesis. Durante la fotosíntesis, las plantas convierten el CO2 y el agua en glucosa (un azúcar simple) y oxígeno. La reacción global puede representarse de la siguiente manera 6 CO2 + 6 H2O + luz solar → C6H12O6 (glucosa) + 6 O2

Estomas: las plantas absorben dióxido de carbono de la atmósfera a través de unas pequeñas aberturas en sus hojas llamadas estomas. Los estomas están rodeados de células protectoras que controlan su apertura y cierre para regular el intercambio de gases. Cuando los estomas están abiertos, el CO2 entra en la planta.

Fijación del carbono: En el interior de las células vegetales, el CO2 se combina con una molécula llamada ribulosa bifosfato (RuBP) en un proceso denominado fijación del carbono. Esta reacción está catalizada por una enzima llamada RuBisCO. La molécula resultante es inestable y se descompone rápidamente en dos moléculas de 3-fosfoglicerato (3-PGA).

Reducción: La energía de la luz solar, captada por la clorofila, se utiliza para convertir las moléculas de 3-PGA en una molécula diferente llamada gliceraldehído-3-fosfato (G3P). Este paso requiere ATP (trifosfato de adenosina) y NADPH (nicotinamida adenina dinucleótido fosfato) generados durante las reacciones dependientes de la luz de la fotosíntesis.

Regeneración: Algunas de las moléculas de G3P producidas se utilizan para regenerar RuBP, permitiendo que continúe el proceso de fijación de carbono. Este paso consume ATP adicional.

Producción de carbohidratos: Las moléculas G3P restantes se utilizan para sintetizar diversos hidratos de carbono, como la glucosa y la fructosa. Estos carbohidratos sirven como fuentes de energía para la planta y pueden utilizarse para el crecimiento y el mantenimiento o almacenarse como almidón para su uso futuro.

En resumen, las plantas utilizan el dióxido de carbono de la atmósfera, junto con el agua y la luz solar, para realizar la fotosíntesis. Durante este proceso, convierten el CO2 en hidratos de carbono, que proporcionan energía para el crecimiento y el mantenimiento de las plantas. Además, el oxígeno liberado como subproducto de la fotosíntesis se devuelve a la atmósfera, contribuyendo al contenido de oxígeno de nuestro aire.

(McKeil, 2018)

Las plantas absorben principalmente dióxido de carbono (CO2) a través de sus estomas. Sin embargo, existen algunos casos excepcionales en los que las plantas pueden utilizar vías alternativas para adquirir CO2.

Plantas CAM: Ciertas plantas, como los cactus y otras suculentas, tienen un tipo especializado de fotosíntesis llamado Metabolismo Ácido Crasuláceo (CAM). Estas plantas abren sus estomas por la noche, cuando hace más frío y hay menos humedad, para minimizar la pérdida de agua. Toman CO2 y lo convierten en un ácido orgánico, almacenándolo en vacuolas dentro de sus células. Durante el día, cuando los estomas están cerrados, el CO2 almacenado se libera y se utiliza para la fotosíntesis.

Plantas C4: Otro grupo de plantas, conocidas como plantas C4, tienen una adaptación anatómica y bioquímica que les permite utilizar eficientemente el CO2 incluso cuando las concentraciones atmosféricas son bajas. Las plantas C4, como el maíz, la caña de azúcar y algunas gramíneas, tienen una anatomía foliar especializada que separa el paso inicial de fijación del CO2 del resto del proceso fotosintético. Primero fijan el CO2 en un compuesto de cuatro carbonos en células especializadas llamadas células de la vaina del haz. Estas células tienen menos estomas y un tipo diferente de enzima fotosintética, lo que les permite concentrar el CO2 y minimizar la pérdida de agua.

Plantas C3: ESTO ES EL CANNABIS. Las plantas C3 son un tipo de plantas que utilizan la vía C3 de fijación del carbono durante la fotosíntesis. Esta vía se denomina así porque el primer compuesto de carbono producido durante la fotosíntesis contiene tres átomos de carbono. La mayoría de las plantas de la Tierra, alrededor del 85-90%, son plantas C3.

He aquí cómo funciona la vía de fijación del carbono C3:

Fijación del carbono: En el primer paso, el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera es capturado y combinado con un azúcar de cinco carbonos llamado ribulosa-1,5-bisfosfato (RuBP). Esta reacción está catalizada por la enzima ribulosa-1,5-bisfosfato carboxilasa/oxigenasa, comúnmente conocida como Rubisco.

Formación de 3-fosfoglicerato (PGA): La combinación de CO2 y RuBP forma un compuesto inestable de seis carbonos que se descompone rápidamente en dos moléculas de 3-fosfoglicerato (PGA), cada una de las cuales contiene tres átomos de carbono.

Reducción del PGA: el ATP (adenosín trifosfato) y el NADPH (nicotinamida adenina dinucleótido fosfato) generados durante las reacciones de fotosíntesis dependientes de la luz se utilizan para convertir el PGA en un azúcar de tres carbonos llamado gliceraldehído-3-fosfato (G3P).

Formación de glucosa: Parte del G3P se utiliza para producir glucosa y otros azúcares, que pueden utilizarse para el almacenamiento de energía y el crecimiento.

(ScienceFacts, s.f.)

Uno de los principales inconvenientes es que la Rubisco, la enzima responsable de capturar el dióxido de carbono, también puede unirse al oxígeno, dando lugar a un proceso denominado fotorrespiración. La fotorrespiración puede ser un derroche energético y reduce la eficacia de la fijación del carbono en las plantas C3, sobre todo en condiciones cálidas y secas.

Como la mayoría de las plantas, las de cannabis asimilan principalmente dióxido de carbono (CO2) a través de sus estomas, que son pequeñas aberturas en la superficie de sus hojas. Sin embargo, las plantas de cannabis también pueden absorber CO2 a través de otras estructuras, aunque en menor medida. Estas son algunas formas adicionales en las que el cannabis puede asimilar CO2:

Tallos: Aunque el principal lugar de absorción de CO2 son los estomas de las hojas, los tallos del cannabis también tienen una capacidad limitada de intercambio de gases. La capa exterior del tallo, conocida como peridermis, contiene pequeños poros llamados lenticelas que permiten el intercambio de gases, incluida la absorción de CO2. Sin embargo, la cantidad de CO2 asimilada a través de los tallos es relativamente menor en comparación con los estomas de las hojas.

Las raíces: Aunque las raíces absorben principalmente agua y nutrientes del suelo, también pueden realizar cierto intercambio de gases. Los pelos radiculares, prolongaciones de las células radiculares, pueden absorber pequeñas cantidades de oxígeno y liberar CO2. Sin embargo, esta contribución a la asimilación de CO2 suele ser insignificante en comparación con la captación a través de los estomas.

Merece la pena señalar que, aunque puede producirse cierta absorción de CO2 a través de los tallos y las raíces, la mayor parte de la asimilación de dióxido de carbono en el cannabis y otras plantas sigue produciéndose a través de los estomas de las hojas. Los estomas constituyen la vía más eficaz y directa para el intercambio de gases, incluida la absorción de CO2 y la liberación del oxígeno producido durante la fotosíntesis.

Aplicaciones foliares de CO2: Maximización del crecimiento y control de plagas

Las pulverizaciones de dióxido de carbono (CO2) están surgiendo en ambientes interiores controlados con un éxito avalado por los datos. Sabemos que la gestión del CO2 mantendrá nuestras plantas sanas y produciendo al máximo, pero las aplicaciones foliares de CO2 también se han incorporado a la GIP como fungicidas y pesticidas.

El CO2 suplementario se utiliza habitualmente en instalaciones de cultivo de interior que buscan optimizar el crecimiento en todas las fases, desde un enraizamiento más rápido hasta una floración más consistente, pero controlar el flujo de CO2 en una sala puede resultar complicado. Los quemadores y los tanques en la sala han dado paso a tanques exteriores conectados directamente a la sala o a conductos. Aunque se trata de un buen enfoque, es importante complementar el trasiego con el flujo de aire para garantizar que cada hoja disponga de las concentraciones de CO2 adecuadas en cada momento de la fotosíntesis.

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(Fluence, s.f.)

El suplemento de dióxido de carbono (CO2) puede ofrecer varias ventajas cuando se utiliza en el cultivo de cannabis, sobre todo en entornos de interior donde es crucial controlar los niveles de CO2. Estas son algunas de las ventajas de la suplementación con CO2 para el cultivo de cannabis:

Mejora de la fotosíntesis: El CO2 es un componente vital de la fotosíntesis, el proceso por el que las plantas convierten la energía luminosa en energía química. Aumentar los niveles de CO2 puede estimular y mejorar el ritmo de la fotosíntesis, lo que se traduce en un mayor crecimiento de las plantas, mayores cosechas y un desarrollo más rápido de las flores o los capullos.

Mejora del crecimiento y el rendimiento de las plantas: Los niveles elevados de CO2 pueden favorecer el crecimiento vigoroso de las plantas al aumentar la eficacia de la fotosíntesis. Esto se traduce en plantas más grandes y productivas, con rendimientos potencialmente más altos y una mejor calidad general de los cultivos.

Aumento de la producción de biomasa: Las mayores concentraciones de CO2 pueden contribuir a aumentar la producción de biomasa, incluyendo hojas más grandes, tallos más gruesos y sistemas radiculares más extensos. Esto puede dar lugar a plantas más fuertes y resistentes, mejor preparadas para soportar los factores de estrés ambiental.

Ciclos de crecimiento más rápidos: Con niveles óptimos de CO2, las plantas de cannabis pueden mostrar tasas de crecimiento aceleradas y períodos vegetativos y de floración más cortos. Esto permite cosechas más frecuentes y una mayor eficiencia del cultivo.

Uso eficiente de los recursos: La suplementación con CO2 puede mejorar la eficiencia de la planta en el uso del agua y los nutrientes. Cuando los niveles de CO2 son elevados, las plantas pueden reducir la cantidad de agua que pierden por transpiración, lo que se traduce en una mejor utilización del agua. Esta eficiencia también se extiende a la absorción y utilización de nutrientes, reduciendo potencialmente las necesidades de nutrientes.

Mejor control ambiental: En los entornos de cultivo de interior, al gestionar los niveles de CO2 junto con la temperatura, la humedad y la iluminación, los cultivadores pueden crear un entorno optimizado que maximice el crecimiento de las plantas y el potencial de rendimiento.

Es importante señalar que, aunque la suplementación con CO2 puede ser beneficiosa, es más eficaz en entornos interiores bien controlados en los que se optimizan otros factores como la iluminación, la temperatura y la disponibilidad de nutrientes. La supervisión y el control de los niveles de CO2 dentro del intervalo adecuado (normalmente entre 1.000 y 1.500 partes por millón o ppm) son cruciales para evitar posibles efectos negativos y garantizar la seguridad tanto de las plantas como del personal.

Optimización de la asimilación de CO2 con flujo de aire ascendente 

El flujo de aire ascendente es esencial en el cultivo de cannabis para facilitar una asimilación eficaz del CO2 a nivel estomático, que se encuentra en el envés de la hoja.

Mejor distribución del CO2: El flujo de aire ascendente ayuda a distribuir el CO2 uniformemente por toda la copa de la planta. La introducción de CO2 desde la parte inferior de la copa garantiza que el gas ascienda y rodee las hojas inferiores, donde se encuentran la mayoría de los estomas (pequeñas aberturas en la superficie de las hojas). Esto permite un mejor acceso al CO2 por parte de las plantas, maximizando su potencial de asimilación de CO2 a través de la fotosíntesis.

Mejor intercambio gaseoso: Un flujo de aire ascendente eficaz favorece un intercambio gaseoso adecuado dentro de la cubierta vegetal. Ayuda a eliminar el aire viciado que pueda haberse acumulado alrededor de las hojas y a sustituirlo por aire fresco rico en CO2. Esto garantiza un suministro continuo de CO2 fresco a las hojas y facilita la eliminación del oxígeno producido durante la fotosíntesis, impidiendo que inhiba una mayor absorción de CO2.

Estratificación de CO2 minimizada: El flujo de aire ascendente ayuda a minimizar la estratificación del CO2, que se refiere a la distribución desigual del CO2 en el espacio de cultivo. Sin un flujo de aire adecuado, el CO2 puede acumularse en niveles más altos en la parte superior de la canopia, lo que conduce a una disponibilidad subóptima de CO2 para las hojas inferiores. El flujo de aire ascendente ayuda a dispersar el CO2 de forma más uniforme por toda la copa, garantizando una exposición constante al CO2 de todas las hojas.

Mayor eficiencia fotosintética: La combinación de una distribución uniforme del CO2 y un intercambio eficiente de gases facilitado por el flujo de aire ascendente se traduce en una mayor eficiencia fotosintética. Con unos niveles óptimos de CO2 y un flujo de aire adecuado, las plantas de cannabis pueden maximizar su capacidad fotosintética, lo que se traduce en un mejor crecimiento, una mayor producción de biomasa y, potencialmente, un mayor rendimiento.

Para lograr un flujo de aire ascendente adecuado en el cultivo de cannabis, es esencial diseñar e implementar un sistema de ventilación apropiado que garantice un flujo de aire constante y controlado en toda la canopia de la planta. Esto puede implicar el uso de ventiladores, sistemas de flujo de aire y rejillas de admisión estratégicamente situadas para facilitar el flujo de aire ascendente.

¿Qué velocidades de flujo de aire son necesarias a nivel estomático para optimizar la asimilación de CO2?

Optimizar las velocidades del flujo de aire a nivel estomático para mejorar la asimilación de CO2 en el cannabis implica mantener un flujo de aire suave y constante. Sin embargo, los requisitos específicos de velocidad del flujo de aire a nivel estomático pueden variar en función de diversos factores, como la especie vegetal, la fase de crecimiento, las condiciones ambientales y otros factores ambientales como la temperatura y la humedad. He aquí algunas consideraciones generales:

Evite un flujo de aire excesivo: Las altas velocidades del flujo de aire pueden alterar la capa límite que rodea las hojas, lo que puede provocar un aumento de la transpiración y la pérdida de agua. Esto puede dar lugar a una asimilación de CO2 subóptima. Por lo tanto, es importante evitar un flujo de aire excesivo que pueda provocar condiciones turbulentas y un movimiento excesivo de las hojas. Supervise y controle el flujo de aire para conseguir intercambios de aire completos y constantes en sus espacios de cultivo.

Garantizar un movimiento suave: Generalmente se prefiere un flujo de aire suave y uniforme para optimizar la asimilación de CO2. El objetivo es crear un movimiento ligero y constante de las hojas sin causar un aleteo excesivo o estrés. De este modo se facilita un intercambio de gases eficaz y se minimiza la pérdida de agua por transpiración. 

Tenga en cuenta la densidad de las hojas y de la copa: La densidad de las hojas y la estructura general de la copa pueden influir en las velocidades de flujo de aire necesarias. Las copas más densas pueden requerir velocidades de flujo de aire ligeramente superiores para penetrar y alcanzar el nivel estomático con eficacia, razón por la cual los POE y las prácticas de defoliación tienen un impacto tan grande en la salud de las plantas.

La mayoría de las investigaciones apuntan a que una velocidad del flujo de aire de 0,4-0,7 m/s a nivel estomático romperá la capa límite y optimizará el intercambio de gases en la planta de cannabis, pero eso depende de la temperatura, la humedad, la intensidad de la luz y el cultivar.

Factores que influyen en las concentraciones óptimas de CO2 para la vitalidad de las plantas de cannabis

Fase de crecimiento: Las necesidades de CO2 de las plantas de cannabis varían a lo largo de sus etapas de crecimiento. Durante la etapa vegetativa, las plantas suelen beneficiarse de concentraciones de CO2 más elevadas, que oscilan entre 800 y 1200 partes por millón (ppm). Durante la fase de floración, unos niveles de CO2 ligeramente superiores (entre 1.000 y 1.500 ppm) pueden favorecer el desarrollo y el rendimiento de las flores.

Condiciones ambientales: La temperatura y la humedad del entorno de cultivo influyen en las necesidades de CO2. Por lo general, las temperaturas más altas aumentan la absorción de CO2 por parte de las plantas. Sin embargo, los altos niveles de humedad pueden limitar la absorción de CO2 a través de los estomas. Por lo tanto, es importante mantener un equilibrio entre la temperatura, la humedad y las concentraciones de CO2 para optimizar la vitalidad de las plantas.

Intensidad luminosa: Las intensidades de luz más altas generalmente aumentan la demanda de CO2. Las plantas de cannabis expuestas a una luz intensa pueden utilizar concentraciones de CO2 más elevadas de forma más eficaz para la fotosíntesis. Ajustar los niveles de CO2 en consecuencia puede ayudar a satisfacer las mayores demandas metabólicas durante los periodos de alta intensidad lumínica.

Disponibilidad de nutrientes: La disponibilidad de nutrientes esenciales, en particular de nitrógeno, influye en la capacidad de las plantas para utilizar y beneficiarse de los elevados niveles de CO2. Un equilibrio adecuado de nutrientes, incluido el nitrógeno, es importante para maximizar los efectos del aumento de las concentraciones de CO2 en el crecimiento y la vitalidad de las plantas.

Método de cultivo: El método de cultivo utilizado puede influir en las necesidades de CO2. En ambientes interiores, donde los niveles de CO2 pueden controlarse con precisión, suelen utilizarse concentraciones más elevadas de CO2 (alrededor de 1000 a 1500 ppm) para mejorar el crecimiento y el rendimiento. En exteriores o invernaderos, las concentraciones de CO2 suelen depender de los niveles ambientales y es posible que no requieran una suplementación activa.

Es importante tener en cuenta que unas concentraciones de CO2 excesivamente elevadas pueden tener efectos adversos en la salud de las plantas y plantear riesgos para la seguridad de las personas. Es crucial controlar cuidadosamente los niveles de CO2 y mantenerlos dentro de los rangos recomendados. Consulte con cultivadores experimentados, siga las mejores prácticas y tenga en cuenta las características específicas de su sistema de cultivo para determinar las concentraciones óptimas de CO2 para maximizar la vitalidad de las plantas de cannabis.

¿Cuánto CO2 puede consumir el cannabis?

La cantidad de dióxido de carbono (CO2) que el cannabis puede asimilar por hora varía en función de varios factores, como el tamaño de la planta, la fase de crecimiento, las condiciones ambientales, la intensidad de la luz y la concentración de CO2. Es difícil proporcionar un valor numérico exacto, ya que puede variar significativamente. 

Limitaciones estomáticas: La tasa de asimilación de CO2 está limitada principalmente por la capacidad de los estomas de la planta para absorber CO2. Los estomas son pequeñas aberturas en la superficie de la hoja a través de las cuales se produce el intercambio de gases. El número y la actividad de los estomas varían según las especies de plantas y las condiciones ambientales.

Dependencia de la luz: La asimilación de CO2 está estrechamente vinculada a la tasa de fotosíntesis, que depende en gran medida de la disponibilidad de luz. En presencia de luz suficiente, las plantas de cannabis pueden aumentar su capacidad de asimilación de CO2. Una mayor intensidad lumínica conduce generalmente a mayores tasas de absorción y asimilación de CO2.

Etapa de crecimiento y tamaño de la planta: La tasa de asimilación de CO2 varía durante las diferentes etapas de crecimiento de las plantas de cannabis. Por lo general, las plantas más jóvenes en la etapa vegetativa tienen una mayor tasa de asimilación de CO2 en comparación con las plantas maduras en floración. Además, las plantas más grandes con más hojas tienen una mayor superficie para el intercambio de gases y pueden asimilar potencialmente más CO2.

Concentración de CO2: La concentración de CO2 en el medio de cultivo desempeña un papel importante en la determinación de la tasa de asimilación de CO2. Las concentraciones más altas de CO2 dentro del rango óptimo (normalmente 1000-1500 partes por millón o ppm) pueden mejorar la tasa de fotosíntesis y asimilación de CO2.

Es importante señalar que las tasas de asimilación de CO2 no son necesariamente lineales o constantes en el tiempo. Pueden verse influidas por varios factores, como se ha mencionado anteriormente. La tasa de asimilación específica por hora dependerá de la combinación de estos factores y de las condiciones específicas de tu cultivo de cannabis.

Para medir con precisión las tasas de asimilación de CO2, en los entornos de investigación científica se suelen utilizar equipos sofisticados como analizadores de gases o sistemas de medición de la fotosíntesis. Estas herramientas pueden proporcionar datos precisos y en tiempo real sobre las tasas de asimilación de CO2 para especies vegetales y condiciones de crecimiento específicas.

¿Puede haber demasiado CO2?

Sí, las plantas de cannabis pueden tener demasiado dióxido de carbono (CO2). Aunque el CO2 es esencial para la fotosíntesis y el crecimiento de las plantas, unos niveles excesivamente altos de CO2 pueden ser perjudiciales para las plantas de cannabis y tener efectos adversos en su salud y desarrollo. He aquí algunas razones por las que un exceso de CO2 puede ser problemático:

Efectos tóxicos: Las concentraciones de CO2 extremadamente altas, normalmente por encima de 1500-2000 partes por millón (ppm), pueden ser tóxicas para las plantas. Los niveles elevados de CO2 pueden alterar el funcionamiento normal de los estomas y reducir la transpiración, lo que limita la capacidad de la planta para regular la absorción de agua y nutrientes. Esto puede afectar negativamente al crecimiento y a la salud general de la planta.

Fotosíntesis desequilibrada: Aunque el aumento de CO2 puede mejorar inicialmente la fotosíntesis y el crecimiento de la planta, las concentraciones excesivamente altas pueden alterar el equilibrio de los procesos fotosintéticos. La capacidad de la planta para utilizar la energía de la luz y convertir el CO2 en carbohidratos puede verse comprometida, lo que conduce a una disminución de la eficiencia y del potencial de rendimiento.

Menor absorción de nutrientes: Un exceso de CO2 puede afectar a la absorción y disponibilidad de nutrientes. Los niveles elevados de CO2 pueden alterar la absorción de nutrientes esenciales, incluidos macronutrientes y micronutrientes, lo que provoca desequilibrios y carencias de nutrientes. Esto puede afectar negativamente al crecimiento, desarrollo y vitalidad general de las plantas.

Estrés y susceptibilidad de las plantas: Los niveles muy altos de CO2 pueden inducir respuestas de estrés en las plantas de cannabis, haciéndolas más susceptibles a ciertas plagas, enfermedades y tensiones ambientales. Puede crear un entorno más favorable para las enfermedades fúngicas y afectar negativamente a los mecanismos de defensa naturales de la planta.

Problemas de seguridad: Las concentraciones extremadamente altas de CO2 pueden plantear riesgos para la seguridad de las personas y los animales en el entorno de cultivo. Las concentraciones superiores a 5000 ppm pueden provocar riesgos para la salud, como problemas respiratorios y falta de oxígeno.

Un control cuidadoso, una ventilación adecuada y el cumplimiento de las directrices de seguridad son esenciales a la hora de aplicar suplementos de CO2 en entornos de cultivo de interior.

Uso del CO2 para el control de plagas y patógenos 

El dióxido de carbono (CO2) puede utilizarse como método de control de plagas y patógenos en determinadas situaciones. Pueden emplearse altas concentraciones de CO2 como fumigante o asfixiante para matar o suprimir diversos organismos, incluidas plagas y patógenos. La eficacia del CO2 como método de control de plagas depende de factores como la concentración, el tiempo de exposición y la susceptibilidad de los organismos objetivo.

He aquí algunos ejemplos de cómo puede utilizarse el CO2 en el control de plagas y patógenos:

Tratamiento en atmósfera controlada: En determinadas instalaciones de almacenamiento, como silos de almacenamiento de grano o almacenes de procesamiento de alimentos, pueden utilizarse niveles elevados de CO2 para crear una atmósfera controlada que ayude a controlar las plagas. Se introducen altas concentraciones de CO2 para desplazar el oxígeno, creando un entorno letal para plagas como insectos o ácaros, a la vez que seguro para los productos almacenados.

Envasado en atmósfera modificada: En la industria alimentaria, el envasado en atmósfera modificada (MAP) se utiliza para prolongar la vida útil de los productos perecederos. Esta técnica consiste en sustituir el aire atmosférico normal del interior del envase por una composición modificada. En algunos casos, se utilizan niveles elevados de CO2 para inhibir el crecimiento de microorganismos de deterioro, incluidos ciertos patógenos.

Control de plagas en el cultivo: En los invernaderos, el CO2 puede emplearse como herramienta para el control de plagas. La aplicación de altas concentraciones de CO2 puede utilizarse para sofocar o suprimir ciertas plagas, como pulgones o ácaros, sin necesidad de pesticidas químicos. Sin embargo, es importante gestionar cuidadosamente los niveles de CO2 para evitar efectos negativos sobre los insectos beneficiosos o la salud de las plantas.

Cabe señalar que la eficacia y la seguridad del uso de CO2 para el control de plagas y patógenos dependen del contexto específico, los organismos objetivo y la concentración y duración de la exposición. Por lo tanto, es esencial seguir las directrices, normativas y buenas prácticas adecuadas cuando se utiliza CO2 para el control de plagas o patógenos.

El papel crucial de la gestión del CO2

La gestión del CO2 es un factor importante en una instalación de cultivo. Puede mejorar la salud de las plantas, aumentar la producción de flores, acortar el tiempo de floración y respaldar un plan IPM/IMM. Pero el factor más importante es el control del CO2, ya que lo que se pretende es limitar los residuos, llevar el gas adecuado al lugar adecuado con las condiciones ambientales adecuadas para cultivar mejores plantas y medir el éxito. En resumen, Ciencia + Ingeniería = Eficiencia en el cultivo. 

En el vertiginoso y siempre cambiante mundo del cultivo comercial de cannabis, ir un paso por delante es crucial. Conocer a fondo el papel del CO2 en el ciclo vital de tus plantas puede marcar la diferencia entre una cosecha normal y una excepcional.

Cannabista, M., & Cannabista, M. (2017). Fotosíntesis y Cannabis | TheModern Farm. TheModern Farm - Science Driven Organics W/ ModernCannabist. https://themodern.farm/photosynthesis-and-cannabis/

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