Muy bien, hablemos del cannabis, no sólo como planta, sino como una experiencia completa. Puede que pienses que es sólo un producto agrícola más, pero créeme, es mucho más que eso. Desde su cultivo en espacios reducidos hasta la intrincada danza de sabores, este viaje es de lo más salvaje. Así que toma asiento, prepara un cuenco (si es lo tuyo) y adentrémonos en el mundo del cannabis comercializado.

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El juego del cultivo:

¿Recuerdas los viejos tiempos en los que improvisábamos un ventilador con cinta aislante y tubos de ABS? Soluciones no probadas y sin base científica que nos hacían sentir como improvisados eurodiputados... Bueno, los tiempos han cambiado. Ingenieros, innovadores y cultivadores con visión han tomado lo que han aprendido y lo han aplicado para solucionar el dolor. Estamos hablando de soluciones de flujo de aire como AirGlide, AirGlide y Updraft, soluciones de ingeniería que llevan el juego a un nivel completamente nuevo. No se trata sólo de montar un sistema improvisado; se trata de optimizar el flujo de aire, el espaciado entre niveles y el crecimiento de las plantas para conseguir un efecto extra. Porque, admitámoslo, ya no se trata sólo de un ventilador con un tubo; se trata de montar un sistema que se pueda escalar, mantener y utilizar para reducir los riesgos y aumentar el rendimiento.

Racking - El héroe anónimo: 

Ahora vamos a hablar de las estanterías. Sí, puede que no suene glamuroso, pero cambia las reglas del juego. Las estanterías móviles de varios niveles que tienen en cuenta las ubicaciones de suministro/retorno, los Dehus, las bajadas de conductos, los pilares y las salas extrañas se centran en la utilización del espacio y la eficiencia operativa que reduce el coste de producción de cada kilo que cultiva. No se trata sólo de apilar cosas; se trata de optimizar el espacio, garantizar un flujo de aire adecuado y crear el entorno perfecto para que sus bebés verdes prosperen. La estantería no es sólo una parte del diseño; es la columna vertebral que mantiene unida toda la operación.

Grow Glide Tres niveles

La infraestructura importa: 

Pasamos al meollo de la infraestructura: las dimensiones de la sala, el espacio de los pasillos de trabajo, la altura de la parte superior del bastidor y todo eso. No se trata sólo de dónde creces, sino de cómo creces. Y cuando los inversores se plantean invertir en sus instalaciones, quieren una solución duradera y personas que atiendan el teléfono y presten asistencia a sus productos. Los detalles importan: los soportes de las luces y su distancia de la cubierta, las configuraciones de las espalderas, los componentes de calidad, las cubiertas e incluso las configuraciones de doble ancho para las espalderas y la cosecha pueden ser componentes críticos que influyan en su éxito. Porque, seamos realistas, no se trata sólo de la hierba, sino de que toda la instalación funcione como una sinfonía.

Elección de cultivares y control morfológico: 

Entremos en materia, valga el juego de palabras. Las variedades no se eligen al azar, sino que son regionales, específicas de cada ciudad e incluso bloque por bloque, según el lugar del mundo en el que nos encontremos. Es como elaborar un buen vino: cada variedad contribuye a la marca y a su éxito. El control de la morfología se convierte en un arte: las estrategias de defoliación, los métodos de fertirrigación, las técnicas de flujo de aire y el control de la densidad aparente de vapor contribuyen al diseño de las instalaciones y, en última instancia, a la marca y a la experiencia del cliente.

Proceso de curado:

Y no olvidemos el proceso de curado, la salsa secreta que determina el sabor final, el quemado y el subidón. Aunque todavía está rodeado de misterio (qué puntos de ajuste, durante cuántos días, toda la planta o por partes), la eficacia del flujo de aire y la capacidad de homogeneizar el entorno de curado se verán limitadas por la elección de los bastidores. Pero, ¿y si no fuera el factor limitante, sino lo que hace que su marca resuene entre los consumidores?

DriFlower

Experiencia del consumidor y marca:

Ahora es cuando la cosa se pone interesante. Ya no se trata sólo de la hierba, sino de la experiencia del consumidor en su conjunto. La gente vota con su dinero y quiere una experiencia, no sólo un producto. Piensa por un momento en las gominolas: ¿pagarías más por un sabor mejor? ¿Mejor textura? ¿Consistencia? Lo mismo ocurre con el cannabis: se trata de todos los aspectos del cultivo, el curado, el corte, el sabor y el subidón. No es sólo una bolsa de hierba, es una experiencia.

La economía del cannabis:

La realidad golpea con fuerza: los precios al por mayor están bajando y el ajetreo es real. No basta con producir cannabis barato O producir fuego; hay que hacer las dos cosas. Está claro que en el mercado actual, se trata de optimizar cada centímetro de tu espacio de cultivo, obteniendo cada gramo por metro cuadrado, cada cannabinoide, terpeno y metabolito secundario de cada cultivar... cada vez. Digamos que vas a por un Gelato al dispensario local... y tienen dos opciones. La marca A tiene 25% de THC y 2,5% de terpenos y la marca B tiene 30% de THC y 3,5% de terpenos... ¿pagarías el mismo precio? Probablemente no... pero ¿y si ese 25% estuviera en una Red Congolese, una Highland Thai de 14 semanas o una variedad sin nombre de las montañas de Vietnam cultivada por monjes en suelo orgánico? Para un verdadero entendido, la historia podría ser diferente. No está comprando una mercancía, sino la oportunidad de contar una historia o guardar un recuerdo. Todos tenemos esa variedad, esa vez que fumamos... que siempre perseguiremos. Y estamos dispuestos a pagar por ella.
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En resumen: el cannabis es una experiencia, no una mercancía:

Para terminar, el mensaje es alto y claro: el cannabis no es sólo una mercancía, es una experiencia. Desde las estanterías hasta las soluciones de ingeniería, pasando por la elección de cultivares y los procesos de curado, cada paso del proceso contribuye a lo que sienten los consumidores cuando encienden un cigarrillo. No se trata sólo del dinero, sino de todo el trayecto desde el cultivo hasta el consumo. El cannabis no es trigo y, por supuesto, no nos está haciendo el mismo pan que antaño, pero una de las razones es que la forma más fácil de mitigar el riesgo es cultivar los mismos híbridos poli que la instalación de al lado porque rinde y prueba y proyecta en la proforma. No estás vendiendo una experiencia única y los clientes comprarán por el THC y la mercantilización del precio. Así que si cultivas helado... optimiza tus estanterías, el flujo de aire, la iluminación y el entorno para producir el MEJOR helado, de lo contrario a los consumidores no les importará. O cultiva algo que te guste porque sabes que a nosotros también nos gustará. Puede parecer arriesgado cultivar una variedad que tarda más de 8 semanas, que no llega al 35% de THC y que rinde menos de 75 gramos por metro cuadrado... pero en un mercado saturado, para conseguir las cifras de ventas tienes que superar las expectativas del cliente. Y sé que cuando invierto $$$ en cannabis para celebrar mi cumpleaños no quiero pastel o galletas... quiero Panama Red, Royal Truth, o una variedad cultivada con cariño como una taza de poliestireno de un criador de toda la vida como Steve Castillo en Socal.

Otra forma de experimentar el cannabis es a través de eventos que celebran el arte y el consumo de cannabis. Un ejemplo es la Emerald Cup, un evento de larga duración que cuenta con consumidores experimentados que juzgan a ciegas una variedad de productos y otorgan premios basados en la experiencia del consumidor. Además, eventos como el Hall of Flowers o incluso MJ Unpacked ilustran el poder de la marca, el envasado, la diferenciación del mercado, la experimentación, la diversidad de flores y los productos de valor añadido. Estos escaparates no son un mosh pit de Wall Street con compradores al por mayor pujando por el porcentaje de THC (como me imagino el mercado de materias primas), sino oportunidades para contar una historia, crear una marca y facilitar la toma de decisiones informadas sobre la forma en que la gente gasta el dinero que tanto le cuesta ganar.

En resumen, si quieres cultivar cannabis como producto básico, tendrás que cultivar mucho para competir con las GRANDES PETROLERAS. O puedes jugar a largo plazo, cultivar algo especial e invertir en la experiencia del cliente.
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